El Concejo Metropolitano de Quito se prepara para el segundo debate de una reforma a la Contribución Especial de Mejoras (CEM), impulsada por el alcalde Pabel Muñoz. Esta iniciativa busca abordar inequidades históricas en el cobro de obras, aliviando la carga financiera desproporcionada que enfrentan ciertos vecinos, especialmente aquellos que residen frente a las obras públicas. Actualmente, la CEM se cobra junto con el impuesto predial para financiar obras realizadas a través de presupuestos participativos, pero su aplicación ha generado injusticias en la distribución de costos.
La propuesta municipal prevé cambiar la dinámica del cobro para que la CEM no recaiga solo en los frentistas, sino que se reparta equitativamente entre todos los beneficiarios de una obra. Esto significa que si una intervención afecta a varios barrios, el costo se distribuirá entre todos los residentes. Por ejemplo, un vecino que pagaría USD 500 por la rehabilitación de su calle podría ver ese monto reducido a solo un dólar, dependiendo del número de beneficiarios que comparta el costo.
Además de esta reestructuración, la reforma amplía las categorías de zonas de influencia para el cobro de la contribución, de dos a cuatro niveles: local, parroquial, zonal y distrital. También se incrementa el plazo de pago de 10 a 20 años, lo que permitirá cuotas más asequibles para las familias. Cabe destacar que la nueva normativa no se aplicará de forma retroactiva, sino que regirá únicamente para las obras iniciadas a partir de 2026 bajo presupuestos participativos.
